La sangre nunca fue amarilla es un reportaje que reconstruye un caso de envenenamiento por plomo en un barrio de La Habana, Cuba, a partir de una exploración de las memorias y miedos de sus protagonistas. El envenenamiento comenzó en la década del 50 del siglo pasado, con unas fundiciones de plomo que había en los alrededores, y que con el tiempo cerraron, pero nadie tuvo conciencia de ese envenenamiento hasta finales de 2006. Sin embargo, en 2019, todavía la historia no ha finalizado. Sus protagonistas son las familias que se mudaron de la zona, que ahora se encuentran a salvo, aunque con secuelas para el resto de sus vidas, pero también las familias que siguen viviendo en la zona y tienen fuertes razones para creer que se encuentran en peligro, aunque carezcan de evidencias científicas para demostrarlo, porque no han podido acceder a los estudios médicos y ambientales apropiados. La historia se construye con las memorias de unas y los miedos de otras, al igual que con documentos oficiales, bibliografía especializada, entrevistas a distintas autoridades, pero, sobre todo, con las memorias y los miedos de sus protagonistas. Conoce el trabajo La sangre nunca fue amarilla
Premio Gabo
Ganador
La sangre nunca fue amarilla
Edición
- 2019
Categoría
- Texto
País
- Cuba
Medio
- Periodismo de Barrio
Autor(es)
Perfil de Mónica Baró
Periodista independiente cubana. Nació en Cuba en 1988 y, a los 31 años, todavía reside en Cuba. Se graduó de Periodismo en 2012, en la Universidad de La Habana. Trabajó un año y medio en una revista estatal llamada Bohemia y otro año y medio en un centro de investigaciones de ciencias sociales. En 2015 comenzó a trabajar como reportera y miembro del consejo editorial de Periodismo de Barrio, una revista digital independiente, y aquí se mantuvo hasta finales de 2018. En 2018 comenzó a colaborar con El Estornudo, otra revista digital independiente, y hoy forma parte de su equipo de reporteros. Desde que se independizó como periodista del Estado, el Estado dejó de reconocerla como periodista; pero no se lo tomó personal, porque en su país le ocurre lo mismo a toda persona que haga periodismo independiente. En 2016, quedó finalista en el Premio Gabo con el texto La mudanza y amó el concierto de clausura del festival con Natalia Lafourcade. Tiene una foto con Natalia Lafourcade que publicó en su perfil de Facebook. Pero ahora sueña con asistir a un concierto de Mon Laferte.
Concepto del jurado
El texto, construido a lo largo de más de dos años de reportería, es una propuesta con pulso narrativo que recupera y reivindica el derecho del periodista a invertir tiempo en su historia, en épocas en los que hemos perdido esta cualidad, sometidos a métricas y a productividad examinadas con lupa. La pieza tiene la virtud de la escritura pulcra, elegante y fluida, cuyo ritmo se mantiene mientras desentraña la historia de un barrio cubano que tiene que vivir su cotidianidad entre la amenaza constante de la contaminación con plomo. El texto presenta una superposición de imágenes que revelan la dimensión de un desastre ambiental y de salud, al tiempo que no olvida recrear las calles de La Habana, ofreciendo así una postal completa de la isla, sin acentuar el drama de países sometidos por la burocracia y el asedio constante a la libertad de prensa.
Mónica Baró Sánchez en el Festival Gabo
Daniel Rivera Marín (Volver para incendiar a Colombia), Fabio Victor (O general do capitão) y Mónica Baró Sánchez, finalistas de la categoría Texto del Premio Gabo 2019, conversarán con Miquel Molina (España), jurado de tercera ronda del concurso, sobre cómo elaboraron sus trabajos.