Relatoría del juzgamiento del Premio Gabo en categoría Texto

Relatoría del juzgamiento del Premio Gabo en categoría Texto

Por Orlando Oliveros

Introducción

Los periodistas Mónica González, de Chile; Paulo Werneck, de Brasil y Roberto Herrscher, de Argentina, llevaron a cabo el proceso de juzgamiento de la categoría Texto del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo el 11 y 12 de agosto de 2017, en Cartagena de Indias.

Los jurados eligieron a los tres finalistas y el ganador entre 29 trabajos provenientes de diversos países de Iberoamérica, preseleccionados entre entre las 681 piezas que se postularon en esta categoría.

Conoce a los nominados al Premio Gabo 2017.

Conoce a los finalistas del Premio Gabo 2017.

Durante las dos jornadas de discusión, González, directora del Ciper de Chile; Werneck, periodista y editor, y Herrscher, cronista y profesor universitario, analizaron la estructura temática de los textos, así como la rigurosidad de sus fuentes y los recursos narrativos (personajes, saltos temporales, diálogos, escenas, entrevistas, citas, etc) presentes en cada una de las historias.

Por la variedad y cantidad de material en concurso, los jurados decidieron realizar una relectura minuciosa de cada texto periodístico para determinar una impresión general de los trabajos más consistentes en contraste con aquellos que presentaban falencias narrativas, de modo que pudieran seleccionarse los diez textos que conformarían la lista de los nominados y, a partir de ahí, la elección de los finalistas y el ganador.

Después de evaluar las crónicas y reportajes, González, Werneck y Herrscher concluyeron que entre los periodistas hubo “una fuerte tendencia de tratar el tema del medio ambiente, de los crímenes y desastres producidos por empresas y sus efectos en la vida de la gente”, sumado al hecho de que la impunidad constituyó una constante en donde la ausencia del Estado fue la gran protagonista.

La diversidad como síntoma de actividad periodística

La primera apreciación que resaltaron los jurados al momento de juzgar los textos escritos tuvo que ver con la variedad de países de procedencia de los trabajos postulados. De los diez nominados, tres piezas provienen de Argentina, dos de España, una de Brasil, una de Colombia, una de Perú, y una de México. Conoce aquí los nominados al Premio Gabo 2017.

A esto se le adiciona la pluralidad cultural de casos como el de Los nuevos piratas del Caribe, de Alberto Arce y Rodrigo Abd, que, si bien fue una investigación publicada por un medio español (El Mundo), su temática está enfocada en la realidad venezolana.

Para los jurados, esta distribución geográfica tan diversa implica entender a Iberoamérica como un espacio en donde el ejercicio periodístico, y en especial la tradición de las buenas crónicas, es un fenómeno que está esparcido de forma balanceada, lo cual es un indicador positivo que da cuenta del dinamismo en que se encuentra actualmente el periodismo latinoamericano y español.

El talento importa más que el presupuesto 

Revisando la calidad de los textos, los jurados advirtieron que, en general, las crónicas y reportajes publicados por grandes medios –que generalmente cuentan con más recursos financieros– no presentaron ventajas de investigación terminantes frente a los medios independientes y de recursos precarios. En ese sentido, “el talento y el deseo de contar bien una historia” son elementos más determinantes que el presupuesto al momento de realizar un cubrimiento periodístico.

Los jurados destacaron la fuerte presencia de medios nuevos, revistas digitales y prensa especializada entre los medios donde fueron publicados los trabajos seleccionados, revelando así una participación minoritaria de trabajos pertenecientes a los diarios y revistas de tradición. Según González, Werneck y Herrscher, esto se debe a que estos últimos vienen experimentando cada vez más “una pérdida de fuerza para contar buenas historias”, fenómeno negativo causado por la salvaje masificación de la información y el inmediatismo imperante.

Como un ejemplo perfecto de talento narrativo y capacidad creadora en medio de una austeridad económica fue escogida la Historia de un paria del periodista cubano Jorge Carrasco, crónica que además fue elegida por los jurados como la obra ganadora del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Texto. Para los jurados, esta es “la historia del más conocido travesti de La Habana, de la discriminación que se ejerce sobre los homosexuales y de cómo la batalla para combatirla se despliega mostrando un retrato amplio y versátil de la vida en la Cuba de hoy”. En este trabajo publicado en la revista virtual independiente El Estornudo, Carrasco hace que “a través de la historia de un paria conozcamos las costuras de la sociedad que lo excluye”. Los jurados también agregaron que este relato construye un estilo limpio con un buen sentido del humor y que “carece de discursos prefabricados de donde emergen solo buenos y malos”.

Nuevas formas de contar la corrupción

Una de las sorpresas del juzgamiento fue la ausencia de trabajos que investigaran el poder político y económico. Mónica González subrayó que, aunque varios de los trabajos seleccionados abordaban casos de corrupción, muchos de ellos fallaron en mostrar las conexiones entre el poder político y económico y los dramas humanos que se narraban en sus historias. No obstante, los jurados acordaron en reconocer que esta forma de reportería enfocada en los dramas humanos aportaba un elemento positivo en el cubrimiento de la corrupción, puesto que se la abordaba a partir de sus efectos nocivos en la vida de la gente y no a partir de la mirada periodística más frecuente: la del traspaso de dinero entre empresas y políticos.

Un ejemplo de esto es El río que no se deja llevar por la corriente, de Jack Lo Lau. Este trabajo (incluido en la lista de los nominados) trata el tema de los escándalos de Odebrecht, una de las historias de corrupción más grandes que ha remecido a Latinoamérica en 2016 y 2017, pero lo hace desde el punto de vista local, es decir, desde la región amazónica peruana afectada por la construcción de una hidroeléctrica en Perú y partiendo de los dramas de las comunidades afectadas.

También es el caso de Rivera Maya: sin derecho a la ciudad, postulado por Guillermo Osorno, exhibe la discriminación que sufren los nativos (muchos de ellos de origen maya) frente al poder económico de las grandes empresas turísticas que se han ido apropiando de la Rivera Maya con la complicidad corrupta del Estado. Para Herrscher, esta pieza plantea “el panorama de una anti-postal cuya estructura evoca, por momentos, las narraciones de Kapuściński”.

En este paraguas también caben los dos trabajos finalistas de esta categoría: Los nuevos piratas del Caribe, de Alberto Arce y Rodrigo Abd y La ola (A onda), de Consuelo Dieguez. Para González, Werneck y Herrscher, Los nuevos piratas del Caribe muestra “el deterioro de la institucionalidad y la economía venezolana a partir del desembarco en una zona que hasta hace algunos años era una potencia pesquera en ese país. Allí, los nuevos piratas asaltan a los pescadores artesanales agregando a la pérdida de flota y al empobrecimiento de la industria estatal del sector una cuota de terror que afecta la vida de todos. La mezcla de investigación, entrevistas, trabajo en terreno, además del buen uso de bases de datos y una estructura coherente, permiten que emerjan sin calificativos la descomposición de la economía y la vida social por malas prácticas y corrupción. La retirada del Estado y el abandono en que queda esa población tienen su correlato en las mentiras en las que van incurriendo distintos protagonistas para sobrevivir en la Venezuela de hoy”. Conoce aquí a los finalistas del Premio Gabo 2017.

Sumado a eso, los jurados resaltaron la independencia de Arce al presentar con objetividad sus hechos, datos e imágenes narrativas en un país con un “fuerte componente de trinchera ideológica”.

Por su parte, La ola (A onda) reconstruye de la tragedia Mariana, catalogada como el peor desastre ambiental de Brasil y de América Latina. En este amplio y pormenorizado reportaje, los jurados reconocieron una detallada explicación de “los incalculables daños ambientales y personales producidos por una ola de fango en un área del tamaño de Austria, en el Estado de Minas Gerais”. Así mismo, agregaron que es “un buen ejemplo de cómo reconstruir un desastre ambiental a partir de sus distintas causales y efectos. Es una investigación rigurosa y sin concesiones. El reportaje combina las historias de las víctimas con una explicación didáctica de la catástrofe y sus ramificaciones científicas, políticas, económicas y sociales”.

Hacia el relevo generacional de la mirada histórica

En contraste con el escaso cubrimiento periodístico sobre el poder político y económico contemporáneos, González, Werneck y Herrscher destacaron la alta cantidad de textos cuyas dinámicas narrativas implicaban la reconstrucción de memoria histórica de crímenes de Estado y de discriminación de minorías étnicas, sexuales y de poblaciones pobres. Exaltaron el aporte de una interesante renovación generacional, donde miradas más jóvenes se posan sobre temas históricos y los reinterpretan.

Alberto Camps y Rosa María Pargas: una historia de amor, de la periodista Ariana Budasoff, sirvió de punto de partida para escenificar esta idea. De acuerdo con los jurados, la historia de Budasoff retoma el tópico de la dictadura argentina y, a través del recuerdo y la recapitulación minuciosa de la relación amorosa entre dos guerrilleros, logra rescatar elementos desconocidos y muy poco usados por la ortodoxia revolucionaria (como es el caso del amor).

Bajo las mismas lógicas se encuentran Paulina busca a su hija, del periodista Juan Miguel Álvarez, y Los desaparecidos del Paraná, de Sebastián Ortega. Para los jurados, los dos textos son profundamente enternecedores y se esmeran por “mostrar las conexiones de una historia individual con el drama nacional de los desaparecidos”, que en el reportaje de Álvarez se condensa en una madre que busca a su hija bajo la sombra del paramilitarismo, y en el de Ortega en los crímenes de Estado.

Por último, el texto Todo y Nada, de Claudia Acuña, también se vale de un terrible suceso individual (la violación de una niña) para ahondar en los conflictos históricos que ha acarreado la discriminación y la violencia en poblaciones vulnerables como la comunidad wichi, canalizando los acontecimientos en un relato seco y contundente, donde la crudeza de la narración se compagina con el lenguaje directo del reportaje.

Desmitificando el aura académica del periodismo

Otra gran sorpresa para los jurados fue el hallazgo de Yo vi fútbol en Mauthausen, de José I. Pérez. Este reportaje sobre el fútbol en un campo de concentración nazi fue incluido dentro de la lista de los diez nominados por su narración sencilla y por atreverse a abordar una temática poco usual en su medio de publicación (Marca). Con un “lenguaje sobrio” y un “argumento maravilloso”, Pérez introduce una historia fresca a un público amplio y poco habituado a este tipo de relatos. “El valor real de este texto no reside tanto en su historia (cubierta por otros periodistas en el pasado), sino en las novedades que el periodista aporta y en el público al cual se dirige”, sentenciaron los jurados.

Con la selección de Yo vi fútbol en Mauthausen, los jurados buscan desmitificar el aura academicista que algunas personas ven en el periodismo y en el Premio, de modo que el reconocimiento al trabajo de Pérez es igualmente un incentivo para los periodistas deportivos, quienes con su oficio narrativo son capaces de redactar relatos excepcionales.

Perfiles de los jurados 

Mónica González (Chile)

Directora de Ciper, uno de los principales referentes de periodismo investigativo y reportajes en profundidad tanto en Chile como en América Latina. Hace parte del Consejo Rector de la FNPI. Fundó y dirigió la revista Siete+7 y el Diario Siete. Fue subdirectora y editora de investigación del diario La Nación, subdirectora de revista Cosas y reportera de investigación en las revistas Cauce y Análisis.

Es autora de varios libros, entre ellos La Conjura, una de las investigaciones más rigurosas que existen sobre el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 y sus protagonistas.

Ha recibido el premio ‘The Louis M. Lyons Award for Conscience and Integrity in Journalism’, de la Universidad de Harvard, el Premio Anual de la Comisión de Derechos Humanos de España, el premio María Moors Cabot de la U. de Columbia, el premio Dan David de la Universidad de Tel Aviv, el premio Homenaje de la FNPI, entre otros.

Paulo Werneck (Brasil)

Editor, periodista y traductor. Ex curador de la FLIP (Festa Litéraria Internacional de Paraty). Fue editor de Folha Ilustríssima, un semanario de reportajes, ensayos y ficción del diario Folha de S. Paulo. Anteriormente también se desempeñó como editor en las casas editoriales Cosac Naify y Companhia das Letras.

 Roberto Herrscher (Argentina)

Periodista especializado en cultura, sociedad y medio ambiente, y profesor de periodismo. Corresponsal en España de la revista Opera News. Es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Master en Periodismo por la Universidad de Columbia. Desde 1998 vive y trabaja en Barcelona, donde dirige y enseña en la maestría Periodismo BCN_NY, gestado por la Universidad de Barcelona y la Universidad de Columbia en Nueva York.

Es autor de los libros Periodismo narrativo y Los viajes de Penélope. Sus reportajes, crónicas y perfiles han sido publicados en medios como La Vanguardia, Ajo Blanco, El Ciervo, Lateral, Gentleman, Página 12, Puentes, Travesías y Gatopardo.

Es miembro de la International Association for Literary Journalism Studies (IALJS) y becario del Seminario de Salzburgo y la Inter American Foundation. En 1998 obtuvo el tercer premio de la Foreign Press Association de Nueva York.