Acta del Reconocimiento a la Excelencia 2019, otorgado a Jesús Abad Colorado
El Consejo Rector de la Fundación Gabo, conformado por Carlos Fernando Chamorro (Nicaragua), Germán Rey (Colombia), Héctor Feliciano (Puerto Rico), Jon Lee Anderson (Estados Unidos), Leila Guerriero (Argentina), María Teresa Ronderos (Colombia), Martín Caparrós (Argentina), Mónica González (Chile), Natalia Viana (Brasil), Rosental Alves (Brasil), Sergio Ramírez (Nicaragua), reunido en Cartagena, Colombia, los días 1 y 2 de abril de 2019 con la presidencia de Jean-François Fogel (Francia), decide otorgar el Premio Gabo en la categoría “Reconocimiento a la Excelencia” en su séptima edición a Jesús Abad Colorado por una carrera periodística extraordinaria que durante 25 años la cual ha contribuido a develar la verdad del conflicto armado colombiano con su fotografía bella, sensible, valiente y comprometida.
Jesús Abad Colorado (Medellín, 1967) es un gran cronista visual que ha hecho un gran aporte para que la gente conozca lo que ha vivido Colombia a causa del conflicto armado interno, pero también a que vislumbre un futuro esperanzador. Su fotografía es testigo de la historia reciente y dolorosa del país; en sus retratos están los campesinos que huyen para salvar sus vidas, las mujeres encarando la guerra con cantos y firmeza, los niños apegándose a sus animales como resistiéndose al desarraigo. También están los actores armados de todos los bandos, tal cual son, con sus amuletos, sus armas feroces y sus caras de adolescentes, sus momentos de llanto y de alegría. Abad no los juzga. Sólo relata y revela lo que son. Y están los muchos momentos de paz, desde la entrega de armas y las paredes de palomas hasta una pareja de campesinos disfrutando un café a la tarde.
Su trabajo no deja olvidar a quienes quieran negar el daño que fueron capaces de hacerse los colombianos como sociedad. A la vez enseña a las nuevas generaciones que han tenido un país un poco más tranquilo, lo que no debe volver a pasar.
Chucho se propuso dejar testimonio de las devastadoras consecuencias de la guerra, como su manera de vencer la impunidad. Y en esa determinación de ser testigo de todo lo que pasa y explicar en esas imágenes por qué pasa lo que pasa, Abad ha llegado hasta donde pocos se atreven. Con una tenacidad admirable, ha recorrido durante días carreteras, ríos y trochas de la diversa geografía colombiana, sea en jeep, bus, burro o canoa. Desde muy joven, cuando salía con sus colegas periodistas a documentar la guerra para El Colombiano, a donde trabajó por muchos años y fue ejemplo para los más jóvenes fotógrafos, parecía no tenerle miedo a nada. Ni a recorrer calle a calle el rastro de destrucción de las bombas del narcotráfico en su natal Medellín. Ni tampoco a meterse en las zonas donde jefes armados se erigieron como Estado y decidían sobre la vida y la muerte de la gente bajo su yugo. Allá llegaba Chucho, de la mano de sus aliados, los párrocos, las oenegés, los líderes comunitarios, la gente que lo quería, confiado en que su cámara y su honda buena fe lo protegería.
Chucho conversa con los protagonistas de sus fotos, a veces hasta por días. Los conoce, se gana su confianza. Vuelve al lugar de hechos dolorosos para saber qué pasó con la gente que los vivió. Por eso cuando quedan inmortalizadas en una imagen, Abad sabe, como todo gran periodista, qué historia está contando, como aquella memorable, en la que un niño abotona el cadáver de un señor, caído en una masacre. El oficio del niño es darle algo de dignidad a los muertos antes de que el enterrador empiece a cavar las tumbas. Por eso donde va, la gente suele recordarlo, reconocerlo y, sobre todo, apreciarlo mucho.
El trabajo de Abad es profundamente local, y por ello mismo universal. Refleja la tragedia del mundo ante las guerras. Amplía el grito de los que siempre llevan la peor parte. Para el Consejo Rector, dejar, como lo está haciendo Abad, testimonio una época, que le ayuda a un país a mirarse a sí mismo en lo peor y en lo mejor, es un ejemplo que los periodistas de Iberoamérica deberían seguir.
Por el sentido ético con el que ejerce el oficio periodístico y el sentimiento de humanidad con que se aproxima a las personas y los momentos que va a retratar; porque considera que por su vocación de servicio y su compromiso con los derechos humanos, El Consejo Rector de la Fundación Gabo quiere honrar hoy la excepcional carrera periodística de Jesús Abad Colorado y destacarla como un referente ante sus colegas y la ciudadanía de los países de lengua española y portuguesa. Por todo ello le concede el “Reconocimiento a la Excelencia” del Premio Gabo 2019 que será entregado el jueves 3 de octubre en Medellín, Colombia, en el Festival Gabo, que celebra las mejores historias de Iberoamérica.