El movimiento de fact checking en América Latina debe mucho al Premio Gabo
Laura Zommer, directora de Chequeado.

El movimiento de fact checking en América Latina debe mucho al Premio Gabo

A continuación, un texto de Laura Zommer, directora de Chequeado, jurado del Premio Gabo 2019, ganadora del Premio Gabo 2015 y finalista en 2013, sobre el camino que ha recorrido el fact checking en América Latina y los retos que enfrentan los chequeadores de datos de la región. Postula a la octava edición del Premio Gabo, que mantiene sus inscripciones abiertas hasta el 5 de octubre.  

Voy a contarles una historia que, creo, sólo unos pocos conocen. El movimiento de fact checking de América Latina –que durante la pandemia de la COVID-19 dejó en evidencia como nunca antes por qué tiene sentido desenmascarar la desinformación y trabajar colaborativamente–, debe mucho al Premio Gabo. Podría decirse que, así como algunos señalan que Chequeado es la ma-padre del movimiento, el Premio Gabo es el pa-madre de él. 

Cuando en 2013 se inauguró la categoría de Innovación del Premio, el chequeo colectivo en vivo de Chequeado fue uno de los tres finalistas, junto con trabajos maravillosos de El Faro y La Silla Vacía (que finalmente ganó). Para nosotros y para nuestro futuro como organización, ese reconocimiento fue crucial. Éramos un medio nuevo, con apenas 5 personas en el equipo y sin financiamiento asegurado. La distinción nos confirmó que valía la pena no repetir modelos y apuntar a hacer las cosas de otro modo: ser transparente siempre, experimentar y colaborar se volvieron nuestros mantras.

En ese Festival Gabo empezamos a tender redes. Conocimos y nos inspiramos con periodistas y medios de toda la región, a los que meses después invitamos a sumarse a la red LatamChequea, que creamos porque teníamos la convicción de que América Latina pedía a gritos más control de lo que afirmaban impunemente los líderes –de izquierda y de derecha– y más calidad del debate público. 

Validamos entonces que invertir en innovación era el camino para crecer y así creamos nuestro Lab, que con el tiempo se convirtió en una pieza central de nuestro trabajo (tanto por el desarrollo de herramientas tecnológicas para ayudarnos a ser más rápidos sin resignar calidad como por el diseño de nuevas formas de conversar y relacionarnos con las audiencias).

Fue en ese encuentro en Medellín, donde Olga Lucía Lozano me dijo que convencería a Juanita León para crear El Detector de mentiras de La Silla Vacía en Colombia y Cristina Tardáguila, entonces reportera de O’ Globo y actual directora adjunta de la Red Internacional de Chequeadores (IFCN, por sus siglas en inglés), decidió que su futuro era llevar la verificación del discurso público a Brasil (primero con Preto no Branco en O’ Globo y luego con la fundación de Agencia Lupa).

Al año siguiente, también la gran Natalia Viana, sumó Truco! a Agencia Pública y luego fueron muchos otros: El Sabueso de Animal Político nació en México, Ojo biónico de Ojo Público en Perú, UyCheck en Uruguay y Aos Fatos se sumó en Brasil. 

Y así llegamos a 2015 y desde Chequeado –como somos tenaces– volvimos a presentarnos en la categoría Innovación del Premio Gabo, justamente con la expansión del fact checking en la región, que habíamos impulsado con charlas informales con colegas y cursos presenciales y virtuales por doquier. ¡Y ganamos! Entonces ya éramos 10 en el equipo y habían nacido 7 iniciativas para subir el costo de la mentira en América Latina.

Más tarde se sucedieron otras en Colombia, Perú, Uruguay, y nuevas en Guatemala, Ecuador, Paraguay, Costa Rica, Venezuela, Bolivia, Chile, República Dominicana, Nicaragua y Cuba.  

Hasta entonces, el movimiento de fact checking se enfocaba principalmente en contrastar con fuentes oficiales y alternativas y poner en contexto los dichos de líderes (políticos, sindicalistas, empresarios) y las afirmaciones de los medios, y abrir los datos para que las audiencias pudieran chequearnos a nosotros. 

El método de verificación que empleábamos (y empleamos) suponía contactar al autor de la frase y consultarle cuál era la evidencia que la respaldaba. Muchas veces, la tarea resultaba y resulta ardua porque el acceso a la información y la calidad de las estadísticas públicas son un enorme desafío en varios de nuestros países.

Luego, con la irrupción del fenómeno global de la desinformación (mal llamado “fake news”) tras la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos en 2016, el Brexit en el Reino Unido y el “No” en Colombia, el escenario para los chequeadores se volvió aún más complejo porque el contenido viral de las redes sociales no conoce fronteras nacionales ni siempre tiene un autor identificado a quien reclamarle que rinda cuentas. Y, como sabemos, el modelo de negocios y los algoritmos de los gigantes tecnológicos premian los contenidos que más engagement producen sin prestar atención a su verdad o falsedad.

Finalmente, con la llegada de la pandemia, la tormenta de desinformación se convirtió en tornado y hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) le puso nombre al problema (infodemia) y llamó a combatirla junto con el virus SARS-CoV-2. 

Así surgió en marzo último LatamChequea Coronavirus, un esfuerzo colaborativo de 35 organizaciones, coordinado por Chequeado y en el que participan: AFP Factual, Salud con Lupa; Aos Fatos, Estadao Verifica y Lupa de Brasil, Bolivia Verifica, Mala Espina Check de Chile, La Silla Vacía y ColombiaCheck de Colombia, #NoComaCuento (La Nación) y La Voz de Guanacaste de Costa Rica, Periodismo de Barrio y El Toque de Cuba, Ecuador Chequea y GK de Ecuador, EFE Verifica, Maldita y Newtral de España, Agencia Ocote de Guatemala, Animal Político, Spondeo Media y Verificado de México, Despacho 505 y La Lupa de Nicaragua, El Surtidor de Paraguay, Convoca, OjoPúblico y Verificador (La República) de Perú, Observador y Polígrafo de Portugal, PoletikaRD de República Dominicana, UyCheck de Uruguay y Cotejo.info, Efecto Cocuyo y EsPaja de Venezuela. 

Llevamos publicadas más de 3000 verificaciones y explicadores para combatir la desinformación de la pandemia con información. Y claro que el Premio Gabo fue visionario y debe sentirse también parte de este logro. ¡Muchas gracias por su apoyo y por lo que ayudaron y ayudan a construir!

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y a la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía de Medellín.Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes suscribirte a nuestro boletín o seguirnos en nuestras redes sociales: FacebookInstagram y Twitter.