Los talleres de Gabo

Los talleres de Gabo

Todos los participantes de este coloquio comparten un vínculo muy especial:  han sido alumnos de Gabriel García Márquez en sus talleres y se reunieron para contar las anécdotas y enseñanzas impartidas por el maestro.  En este encuentro, Carlos Alberto Giraldo de El Colombiano, Catalina Villa de El país de Cali, Luz María Sierra y Vladdo de la Revista Semana, y Nelson Freddy Padilla de El Espectador, compartieron sus experiencias como pupilos de Gabo.

Los aplausos y sonrisas ante cada momento relatado de sus experiencias junto a Gabo fueron constantes. Claro, “recordar al maestro siempre será inspirador”, como lo expresó Luz María Sierra y en palabras de Carlos Alberto Giraldo “era fascinante escuchar lo particular que tenía para decir de cada cosa”.

De su compulsión por escribir también fueron testigos los invitados y con ellos los asistentes al coloquio, así como de su dedicación con cada párrafo, la importancia que le daba a los detalles y descripciones que cambiaban las historias y su insistencia por ser preciso. “Estuve con él, lo vi escribir el perfil de Hugo Chávez desde las 10 de la noche hasta las 5 de mañana y cómo verificada cada dato”, recordó Nelson Freddy Padilla. Según estos periodistas, Gabo podía trabajar en un párrafo durante toda una jornada.

Gabo siempre ha creído que en lo local y en la vida sencilla de las personas hay una historia que merece ser contada. “Él siempre tenía la chispa para encontrar detalles que atrapaban”, mencionó Giraldo quien también recordó que no les permitía grabar en los talleres “porque quería forzarnos a trabajar como los viejos reporteros”.

Pero esto no significa que le disgustara la tecnología. En 1995 tenía una microcomputadora. Sin embargo, le preocupaba la manera como “nos abrumarían hoy los avances tecnológicos”, dijo Giraldo.

Vladdo por su parte recordó que decía que a las noticias se le debe dar la extensión que se merecen y por eso “se oponía al trauma del espacio en el que vivimos constantemente en los medios”.

Y hay algo que no olvida Catalina Villa “el buen reportero siempre tiene que estar en el lugar de la noticia”, esto se lo dijo García Márquez al verla en su taller el mismo día de la captura de Gilberto Rodríguez Orejuela en 1995: “me preguntó qué hacía allá y aunque traté de explicarle dijo esa frase que es la que más recuerdo”.

Los cuentos de los talleres de Gabo fueron el mejor pretexto para compartir alrededor de recuerdos comunes. Esos que inspiran e invitan a seguir haciendo el mejor periodismo y a encontrarse alrededor de las buenas historias.