¿Qué buscan los jurados de las cuatro categorías del Premio Gabo?

¿Qué buscan los jurados de las cuatro categorías del Premio Gabo?

La escogencia de los ganadores del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo se realiza mediante un proceso de juzgamiento que consta de tres fases.

Primero, las inscripciones recibidas son puestas a consideración de una serie de comités de preselección. Luego, los grupos de tres jurados finales, designados previamente para cada una de las cuatro categorías, escogen de esta selección previa una lista diez nominados. Finalmente, el jurado de cada categoría escoge a tres finalistas, que viajan al Festival Gabo en Medellín, entre el 3 y 5 de octubre, donde se anuncian a los cuatro ganadores.

A continuación, te dejamos algunos de los aspectos que resaltaron los jurados de cada categoría en sus deliberaciones para elegir los trabajos ganadores, en las cinco ediciones pasadas del Premio Gabo. Postula hasta el 24 de mayo a la sexta edición del Premio Gabo.

Categoría Imagen

Trascender más allá de la estética

Se da por descontado que los trabajos que alcanzan las etapas finales de juzgamiento son piezas con gran calidad estética. Por lo tanto, la elección de los finalistas tiene en cuenta si estos trabajos lograron una transcendencia por su contenido, su mensaje y su profundidad investigativa.

Entre los hombres de bien, finalista de imagen en 2017 fue finalista por ser un documental propositivo, con importancia histórica por mostrar “un fenómeno de las sociedades en las que los políticos se transforman en reality shows y los personajes de reality shows se transforman en políticos”. Otro trabajo nominado, como Meses interinos, tiene un significado cultural y político también para Brasil, debido a que construye memoria de los movimientos sociales y su impacto en la decisiones del Estado.

Hacer visible lo invisible

Para el jurado del Premio Gabo de 2017, la gran virtud de un trabajo como Buscadores en un país de desaparecidos, que resultó ganador en esa edición, es que logró “hacer imagen de lo que no hay imagen”, retratando nuevos fenómenos que ocurren en la sociedad y que pasan desapercibidos para el grueso de la población, en este caso visibilizando la situación de los familiares de los desaparecidos y los procesos que libran para encontrarlos.

Tener un contenido que sustenta lo visual

Respecto a los elementos visuales, el jurado del Premio Gabo en 2013 advirtió que un proyecto visual puede estar bien hecho y, aún así, faltarle “trabajo de campo, estar en el terreno, conocer el contexto” y recordaron que las imágenes deben tener siempre un contenido que las sustente. Es usual toparse con trabajos que son solo fotografías y donde no se sabe la intención del periodista, lo que constituye un gran fallo periodístico. Agregaron que incluso en el caso del video “hay ocasiones en que ni siquiera las imágenes aportan al relato. Puede suceder que la construcción de la historia sea bastante artificial o que en el registro se pierdan los momentos más importantes de la narración, que los testimonios no tengan densidad”. En últimas, los trabajos que destacan son aquellos que “con solo mirarlos, se entiende inmediatamente de qué tratan”.

Reflejar la preocupación por aportar algo

Los jurados de la edición 2013 del Premio coincidieron en que hay trabajos, generalmente de fotografía, que se percibe han sido meras oportunidades: “el reportero vio algo, estuvo ahí, captó las imágenes y ya. Arma con eso un paquete de buenas fotos, y piensa que la propuesta está lista”. Sin embargo, casos como este pueden mostrar cuándo hay una construcción de un trabajo y un reportero con una intención. La sumatoria de unas muy buenas fotos no refleja la preocupación de un fotógrafo por aportar algo. “Por eso no se premian paquetes de fotos sino conceptos, ideas, formas nuevas de contar”, aclaró el jurado.

En resumen, concluyeron que un buen trabajo es aquel además de partir de una intención, desarrolla un tema concreto y lo cuenta a través de una historia bien delimitada, “que es coherente, que informa, que hace reflexionar, que conmueve sin causar lástima, que deja ver la ética y la humanidad del reportero”.

Categoría Cobertura

Brindar recursos para hacer entendible una situación compleja

Para el jurado del Premio Gabo 2017, un trabajo como La coca y la paz es un claro ejemplo de “periodismo del futuro”, al integrar texto, televisión, radio y gráficos para hacer entendible a cualquier ciudadano un tema muy difícil de explicar. “Todo es informativo y al mismo tiempo seductor, y no hay ni una señal de sensacionalismo. El espectáculo está al servicio de la información”, indicó el jurado.

Acercar al tema a un lector ajeno al contexto

Para el jurado de cobertura del Premio Gabo 2016, El freno al cártel de los partidos PP-Líder, parte de la selección oficial de ese año, es un claro ejemplo de un cubrimiento completo de un proceso que no solo terminó reconfigurando el escenario político de un país, sino que también permitió a un lector ajeno al contexto local entender a través de los reportajes cómo se creó una estructura criminal para saquear el Estado.

Responder las preguntas pertinentes

El jurado de 2016 recalcó en varias oportunidades que el texto de una cobertura debe ser claro, y debe lograr responder las preguntas que van surgiendo en la cabeza del lector a medida que conoce el tema. Debe poder responder con un “sí” las siguientes preguntas: “¿Estoy correctamente informada sobre el tema? ¿Sé todo lo que tengo que saber?”.

Abordar los ‘grandes’ temas

Durante el proceso de selección del Premio Gabo 2016, los jurados reflexionaron acerca de la importancia de cubrir los grandes procesos políticos y sociales que reconfiguran el continente latinoamericano. Temas de grandísima relevancia en 2016 como el escándalo de Odebrecht, el proceso de paz en Colombia, la crisis en Venezuela y el escándalo de Petrobras en Brasil fueron algunos en los que centraron particularmente su atención.

En particular, este último que desembocó en el juicio político de la mandataria brasileña Dilma Rousseff, era un caso exigía una cobertura clásica en la que el periodista debe, a juicio del jurado, “mantenerse día a día y revelar nuevos aspectos del escándalo”. “Eso es lo que tumbó al gobierno y el gota a gota de la cobertura expone precisamente eso”, agregó.

Categoría Texto

Sobreponer el talento al presupuesto 

Revisando la calidad de los textos, el jurado del Premio Gabo 2017 advirtió que, en general, las crónicas y reportajes publicados por grandes medios –que generalmente cuentan con más recursos financieros– no presentaron ventajas de investigación terminantes frente a los medios independientes y de recursos precarios. En ese sentido, “el talento y el deseo de contar bien una historia” son elementos más determinantes que el presupuesto al momento de realizar un cubrimiento periodístico.

Destacar por su calidad narrativa y la solidez en la reportería

En la etapa final del juzgamiento de 2015, el jurado puso sobre la mesa los criterios de evaluación para mirar el peso de los trabajos uno a la hora de la valoración final: la temática, la originalidad del tema y el abordaje (punto de vista), el impacto, la diversidad de fuentes, la trayectoria del reportero, el tipo de medio, entre otros. Coincidieron en que si bien algunos de esos criterios podrían ser relativos dentro de las piezas, dos valores deben estar presentes: la calidad narrativa y la solidez de la reportería; es decir, el trabajo en el terreno, la búsqueda información, la calidad de la investigación.

Del texto ganador de ese año, Rápido, furioso, muerto, el jurado destacó “la energía en la escritura y la calidad de la reportería para reunir, como haría un novelista, información significativa sobre la vida de un barrio”. Subrayó también la distancia que logró el autor frente a los hechos, sin culpar o absolver a nadie de lo que terminó siendo una muerte.

Permitir que los datos hablen por sí solos

El jurado de la edición 2017 destacó la independencia del trabajo ganador en la categoría, Los nuevos piratas del Caribe, al presentar con objetividad sus hechos, datos e imágenes narrativas en Venezuela, país con un “fuerte componente de trinchera ideológica”.

El trabajo describe el asalto de los llamados ‘nuevos piratas’ a pescadores artesanales, que contribuyó a la pérdida de flota y al empobrecimiento de la industria estatal del sector pesquero. La mezcla de investigación, entrevistas, trabajo en terreno, además del buen uso de bases de datos y una estructura coherente, permitió detallar, sin calificativos, la descomposición de la economía y la vida social por malas prácticas y corrupción, así como la retirada del Estado y el abandono en que quedó la población afectada.

Contar los fenómenos de nuevas formas

Una de las sorpresas del juzgamiento en la edición de 2017 fue la ausencia de trabajos que investigaran las conexiones entre el poder político y económico. Sin embargo, el jurado coincidió en que la reportería enfocada en los dramas humanos aportaba un elemento positivo en el cubrimiento de la corrupción, puesto que la abordaba a partir de sus efectos nocivos en la vida de la gente.

Un ejemplo de esto es El río que no se deja llevar por la corriente, que trata el tema de los escándalos de Odebrecht, una de las historias de corrupción más grandes que ha remecido en los últimos años, pero lo hace desde el punto de vista local, partiendo de los dramas de las comunidades afectadas en la Amazonía peruana.

Ser original en su abordaje

Una gran sorpresa para los jurados de la edición 2017 fue Yo vi fútbol en Mauthausen, reportaje sobre fútbol en un campo de concentración nazi, que fue incluido en la selección oficial por su narración sencilla y por atreverse a abordar una temática poco usual en su medio de publicación (Marca).

Con un lenguaje sobrio y un “argumento maravilloso”, el trabajo introduce una historia fresca a un público amplio y poco habituado a este tipo de relatos. El valor real del texto no reside tanto en su historia, cubierta por otros periodistas en el pasado, sino en las novedades que el periodista aporta y en el público al cual se dirige.

Categoría Innovación

Tener un balance entre tecnología y periodismo

El jurado de la edición 2017 concordó en que la tecnología, ante todo, debe estar al servicio del periodismo, y que lo fundamental debe ser saber utilizar los recursos disponibles para que el trabajo transmita un mensaje al lector.

Dos años de análisis de las escuchas de Nisman fue el trabajo de análisis de datos más innovador para el jurado. Para concretar esta investigación, el equipo de periodistas de La Nación Data trabajó con más de 120 voluntarios que colaboraron en la depuración y clasificación de 40.000 escuchas telefónicas a través de una plataforma creada con este fin. “Para producir esto armaron un dispositivo técnico humano que es poco común. Es una verdadera innovación”, afirmó el jurado.

La presentación de los audios también es reveladora y rompe con la forma en que se suelen cubrir las causas judiciales al poner a disposición de la audiencia información a la que no se suele tener acceso. “Cuando tenemos un informe judicial, el público suele escuchar qué dicen los medios. Esto es nuevo. La gente puede hacer las escuchas”, agregó el jurado.

No dejar de lado la investigación

El jurado de la edición 2017 consideró que una investigación cuidadosa y en profundidad es la base de un buen producto periodístico y que, en este sentido, al innovar no se debe dejar de lado el trabajo investigativo.

Minas, el enemigo oculto, de la selección oficial de ese año, se destacó por la documentación e investigación del tema por parte del equipo de periodistas. Los jurados acordaron que los videos y los testimonios aportan conocimiento y dan contexto sobre un tema conocido, pero que sigue vigente en Colombia. “Hay historias individuales, pero también hay historias que relatan el desarrollo de la guerra”, señaló el jurado.

Buscar nuevas formas de narrar

El hábito de la mordaza es para los jurados un verdadero ejemplo de abordar de forma innovadora un tema indispensable. El hondureño Germán Andino creó un enorme cómic que combina dramáticas ilustraciones con pequeños audios que ofrecen una visión renovada al tema ya conocido de la violencia y las drogas en Centroamérica. Afirman que cada historia debe encontrar la forma de ser narrada, y eso fue justo lo que hizo su autor. “El gran mérito es que no se parece a nada que hayamos visto antes”, apuntó el jurado. Además, el periodista salió de su comodidad para investigar el tema en barrios peligrosos de Honduras para concretar –lo que llamaron– una aventura periodística. “No improvisó, sino que trabajó y reunió un equipo de gente competente”, agregó el jurado.

Aprovechar las tecnologías existentes

La impresión del jurado en la edición 2016 fue que hubo pocas postulaciones cuyo fundamento era la innovación tecnológica o de formato, en general. En ese sentido el premio permite descubrir formas no radicalmente nuevas, pero sí excelentes, de mostrar la información con las tecnologías existentes.
Para el equipo de jurados era importante rescatar que el trabajo merecedor del Premio se tradujera en algo que cualquier buen periodista pudiera hacer, que señalara una “fresca mirada y una manera de captar la atención del usuario”.

En este sentido, destacaron el trabajo realizado en el proyecto ganador Medicamentalia por ser un trabajo completo desde su ideación hasta su ejecución y visualización. La dimensión internacional de la investigación y el carácter crítico de los datos utilizados, así como la enorme complejidad del trabajo son destacables, por su tema y dimensión internacional, con un muy estimable impacto social, ya que la falta de transparencia en los precios de los medicamentos influye en toda la sociedad.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la -FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.