“Tal cual lo practicó y lo enseñó Gabo, el periodismo puede convertirse en una poderosa herramienta al servicio de los ciudadanos si se hace con convicción, rigor y ética.” Mónica González

“Tal cual lo practicó y lo enseñó Gabo, el periodismo puede convertirse en una poderosa herramienta al servicio de los ciudadanos si se hace con convicción, rigor y ética.” Mónica González

Si algún privilegio he tenido es haber visto a Gabriel García Márquez escuchando a los periodistas de distintos países de América Latina cuyos trabajos habían sido elegidos como los mejores del continente en la selección anual del Premio de la FNPI que hoy lleva su nombre. Bastaban unos pocos minutos para que él se ubicara como uno más entre pares, creando un clima de absoluta honestidad profesional y de íntima complicidad para revelar cuáles habían sido sus errores y aciertos. Sus preguntas no eran formuladas desde un pedestal. Muy por el contrario, había en ellas una curiosidad vital por entender qué carcomía y crecía en nuestra tierra y qué obstáculos interferían en que muchos se informaran para defenderse y actuar. Lo que más apreciaba eran esas pequeñas historias que mostraban cómo la corrupción y la violencia impiden mejorar las condiciones de vida de los nuestros. Aquellas que desnudan a los corruptos y también a aquellos ciudadanos que logran salir adelante con dignidad, con pertenencia.

El periodismo, decía, no es una cantera de lágrimas. Tampoco un oficio para iluminados. Eran horas en las que todos aprendíamos de las herramientas indispensables de este oficio, despojándonos de egos superficiales pero sin dar tregua a la necesidad de ser los mejores. Hoy que como nunca antes el buen periodismo trae un poco de luz a la oscuridad en la que algunos capturan a las autoridades negociando dineros que deberían beneficiar a los más vulnerables, te invito a observar a tu alrededor y luego seleccionar lo mejor que tú y tus colegas han hecho para postular ese trabajo al Premio Gabo.

No es un acto de vanidad y menos de egolatría. Es lo que se necesita en estos días para que todos sepan que tal cual lo practicó y lo enseñó García Márquez el periodismo puede convertirse en una poderosa herramienta al servicio de los ciudadanos si se hace con convicción, rigor y ética. Y no te equivoques, una buena historia periodística no se mide por si fue capaz de echar abajo a un ministro o autoridad. Las mejores historias, tal cual nos lo enseñó García Márquez, son aquellas que perduran, porque cuentan una historia en la que muchos se sienten protagonistas. Te esperamos. En la Fundación Gabriel García Márquez el periodismo al servicio de los ciudadanos es el único protagonista.

Sobre Mónica González 

Chile

Fundó y dirigió la revista Siete+7 y el Diario Siete. Fue subdirectora y editora de investigación del diario La Nación, subdirectora de revista Cosas y reportera de investigación en las revistas Cauce y Análisis. En sus inicios trabajó en el diario El Sigloy en la revista Ahora. Fue corresponsal en Chile para el diario argentino Clarín (desde 1995 hasta 2010). Es coautora de los libros Bomba en una calle de Palermo (1986), Los secretos del Comando Conjunto (1989), Chile entre el Sí y el No (1988) y La Conjura. Los mil y un días del golpe (2000).

Ha recibido el premio The Louis M. Lyons Award for Conscience and Integrity in Journalism, de la Universidad de Harvard (1988), el Premio Anual de la Comisión de Derechos Humanos de España (1985), el Premio María Moors Cabot de la U. de Columbia (2001), el premio Dan David de la Universidad de Tel Aviv (2006), el Premio CEMEX + FNPI en la categoría Homenaje (2006) y el premio Periodismo de Excelencia al mejor reportaje de 2008 que entrega la Universidad Alberto Hurtado de Chile (con Cristóbal Peña y Francisca Skoknic). En 2010 recibió el Premio Mundial Unesco-Guillermo Cano de la Libertad de Prensa.

Actualmente es directora del Centro de Investigación e Información Periodística CIPER, con sede en Santiago de Chile.

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