
‘Yolüja’ gana el Premio Gabo 2025 en Fotografía
El jurado de la categoría Fotografía del Premio Gabo 2025 eligió ganador el trabajo Yolüja, de la colombiana Fernanda Pineda, por profundizar y retratar de forma consciente y poética las consecuencias de la extracción minera en una población indígena.
Yolüja registra el vínculo inquietante entre el extractivismo y las comunidades a través de una mirada cargada de simbolismo que consigue visibilizar el impacto medioambiental en las esferas íntima y colectiva. En wayuunaiki, “Yolüja” hace referencia a los espíritus de los muertos, significa sombra, demonio y mal, y es el nombre que una comunidad Wayúu de la Guajira, al norte de Colombia, le ha dado a la compañía minera El Cerrejón. Esta empresa desplazó hace 40 años a la familia Pushaina, la cual ha sido testigo de la explotación de la tierra, la vida y los sueños de su comunidad.
Se trata de una serie de “hermosas fotos sobre un drama poco reportado”, anotó Rodrigo Abd, miembro del jurado, durante el juzgamiento realizado en Cartagena el pasado mayo. “El proyecto se sostiene en la potencia simbólica de las imágenes y en una subjetividad emotiva que trasciende lo documental”, destacó por su parte Gabriela Portilho. Santiago Mesa añadió: “La narrativa profunda y el tratamiento artístico único permiten visibilizar un tema urgente que conecta con problemáticas sociales, espirituales y ambientales”.
Los tres miembros del jurado –todos fotógrafos– declararon de manera unánime ganador al trabajo de Pineda, publicado en Baudó Agencia Pública. En la misma ronda de deliberaciones, resultaron finalistas As piores enchentes de todos os tempos no Brasil, de Amanda Maciel Perobelli, publicado en Reuters para Brasil, y ¿Qué hay en los ríos cuando no hay agua?, de Musuk Nolte, publicado en el medio VIST Prjects para México/Perú. Los tres abordan, con distintos matices y enfoques, los efectos del cambio climático.
Estos dos trabajos finalistas, al igual que el ganador, fueron elegidos después de una selección de diez nominados, que fueron escogidos a partir de una preselección de 24 trabajos, los cuales, a su vez, fueron escogidos tras una ronda previa de juzgamiento conformada por un total de 193 postulaciones. En esa primera instancia, el jurado estuvo integrado por Felipe Beltrán Romero (Colombia), Faber Franco (Colombia), Márcia Foletto (Brasil), Adriana Loureiro (Brasil) y Anna Surinyach (España).
Del trabajo de Pineda, el jurado también valoró la calidad de su edición y la forma de aproximarse con delicadeza y responsabilidad a un tema poco tratado. En medio de las prisas del periodismo y las noticias de última hora, Yolüja construye una serie de “largo aliento”, por la que la autora debió pasar “mucho tiempo en el terreno”, y en la que se percibe el “compromiso con los personajes” y la realidad retratada, afirmó Abd.
Portilho elogió que no se trata de una “aproximación clásica, sino poética” acerca de “un lugar de difícil acceso, en la punta del continente”. Y añadió: “La conexión íntima con la familia plasmada en retratos sensibles y momentos cotidianos funciona como un lenguaje en sí mismo: las imágenes no solo ilustran, sino que encarnan la lucha y la resistencia de la comunidad, ayudando a revelar las capas ocultas del conflicto”.
Santiago Mesa destacó la manera de abordar “una realidad cotidiana” sin eludir los “efectos cotidianos en la salud mental”, algo que le confiere novedad desde lo temático y lo plástico. Agregó que el uso del blanco y negro le otorga unidad al conjunto, profundiza en el mundo onírico presente en la comunidad indígena y ata las piezas a una tradición de la fotografía documental en blanco y negro.
Como se lee en la descripción del trabajo de Pineda, “en la Guajira los sueños se vuelven pesadillas a causa de Yolüja, el espíritu maligno que viaja en el tren de carbón de la empresa minera”. Y es que, en este trabajo, hablar de los sueños no es retórico. “¿Qué soñaste anoche?”, se preguntan los Wayúu al despertar. “El Wayuu que no sueña es considerado un muerto”, le dijo un miembro de la familia Pushaina a Pineda.
Por todo esto, la serie fotográfica se ocupa de revelar “el significado de los sueños de una familia, el origen y causa de su pesadilla, como una ventana a las heridas espirituales” que la mencionada mina ha dejado en la comunidad, señala Baudó Agencia Pública. Este aspecto también fue destacado por los jurados, ya que las fotografías, además, captan la fusión de lo ‘real’ con lo fantástico, a la vez que fusionan lo artístico con lo periodístico en cada pieza.
Frente a este tema, otra mirada se hubiera podido decantar por retratos de corte “etnográfico”, olvidando lo periodístico, lo narrativo y la información. Pero Yolüja acierta al reunir la diversidad de la tierra que tiene alrededor, crea retratos y amplifica los sentidos de su historia. Lo hace asumiendo el “riesgo” –como destacaron los jurados–, de tocar un tema delicado sobre personas en situación de vulnerabilidad. Y, además, haciendo memoria de un hecho que amenaza a todos los países del mundo: la explotación de la naturaleza y sus consecuencias devastadoras en el tiempo, la tierra y su gente.
Lo que recibe el ganador
Fernanda Pineda, al igual que los autores de los trabajos ganadores en Audio, Cobertura, Imagen y Texto, recibieron 35 millones de pesos colombianos, un ejemplar de la escultura Gabriel, del artista colombiano Antonio Caro, y un diploma con la ilustración Hilos, del bogotano Daniel Liévano.
Sobre el Premio Gabo
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