5 caminos del periodismo iberoamericano: lo que nos revelan los nominados al Premio Gabo 2025

5 caminos del periodismo iberoamericano: lo que nos revelan los nominados al Premio Gabo 2025

A veces un premio de periodismo permite algo más que premiar. Puede servir para mirar con atención, para preguntarse qué tienen en común los trabajos seleccionados, qué dicen sobre el oficio que ejercemos. Este año, el Premio Gabo lo hace posible: sus cincuenta nominados no forman solo una lista de buenos reportajes. Leídos en conjunto, dibujan un mapa. Y en ese mapa se abren cinco rutas posibles.

Son rutas complejas. Cada uno de estos trabajos —diez por cada categoría del premio: Texto, Cobertura, Imagen, Audio y Fotografía— se adentra en las distintas crisis que atraviesa la región. No las rodea ni las esquiva sino que las nombra, las investiga y las cuenta. Intenta mostrar por qué las cosas están como están.

Los temas son claros y urgentes: el deterioro ambiental, la violencia sistemática, los abusos de poder, las versiones en disputa de la historia. Cada pieza propone una pregunta distinta, una mirada, una forma de incomodar. Vienen de muchos países, usan distintas herramientas, suenan en diferentes acentos, pero todos comparten la voluntad de entender y de hacer entender, de registrar el presente con rigor y de amplificar las voces que reclaman justicia.

De ese conjunto emergen cinco formas de leer el periodismo iberoamericano actual. No son todas, pero ayudan a orientarse.

1. Escuchar las voces marginadas y acompañar sus resistencias

Una constante entre los trabajos nominados al Premio Gabo 2025 es su empeño por escuchar y visibilizar las voces que han sido históricamente silenciadas. Son obras que no se conforman con representar a quienes son marginados sino que también les ceden el espacio para narrarse a sí mismos, para resistir, para reclamar sus culturas en contextos marcados por la exclusión, la violencia y el olvido.

En la caliente – Historias de un guerrero del reguetón (categoría Imagen), dirigido por Fabien Pisani, reconstruye la vida y desaparición de Candyman, un reguetonero cubano que emergió como figura de resistencia cultural en los años noventa, cuando el país enfrentaba las consecuencias del colapso de la Unión Soviética. Prohibida en las emisoras estatales, su música circulaba de mano en mano y se convertía en un canal clandestino para expresar el malestar de toda una generación. El documental, fruto del trabajo de casi una década entre Santiago de Cuba, La Habana y Miami, va más allá del retrato biográfico y plantea el reguetón como un acto de insubordinación frente a la represión estatal y una afirmación de identidad caribeña.

En otra coordenada del continente, “A cura está na floresta” (categoría Fotografía), de Victor Moriyama, retrata la iniciación espiritual de Xinã Yurá, un joven Yawanawá que se forma como pajé en la Amazonía brasileña. Las imágenes acompañan su tránsito entre Sao Paulo y la selva, y lo muestran reconectando con los rituales, las plantas medicinales y el canto sagrado. En una comunidad que sufrió la esclavitud y la evangelización forzada, la decisión de recuperar su conocimiento ancestral no es solo una práctica espiritual, sino una forma de resistencia cultural frente a siglos de despojo.

Ese mismo impulso alienta “La resistencia cuir en la comunidad Embera Katío” (categoría Texto), de Alex(a) Galván, un trabajo que se adentra en el Alto Sinú colombiano para contar la historia de jóvenes indígenas LGBTIQ+ que enfrentan discriminación desde sus propias tradiciones y amenazas por parte de grupos armados. A través del arte textil y el uso del kipara –la pintura corporal tradicional–, estos jóvenes han creado un lenguaje propio para cuestionar el machismo y la homofobia en sus comunidades. Lo hacen, además, desde un territorio marcado por el mito de una planta que “curaba” la homosexualidad y que desapareció con la represa de Urrá, símbolo de la violencia sobre sus cuerpos y su entorno.

Las mujeres afganas retratadas en Inshallah: Afganistán, el país donde Alá abandonó a las mujeres (categoría Imagen) también enfrentan un entorno que busca silenciarlas. En medio de la vigilancia talibán, estas mujeres susurran sus testimonios a los periodistas de El País de España, que las acompañan con cuidado y respeto. En regiones como Gardez o Maidan Wardak, hablan del colapso del sistema de salud, del cierre de escuelas para niñas y de la prohibición de su presencia en los espacios públicos. La historia de Halima, una ginecóloga que continúa atendiendo partos en condiciones precarias, se convierte en emblema de una lucha íntima y cotidiana por la dignidad.

Esa misma dignidad recorre La Casa Grande(categoría Audio), el pódcast de Isabel Coello que acompaña durante 18 meses a un grupo de mujeres en un refugio para víctimas de violencia doméstica en España. La serie recoge sus voces, sus silencios, sus avances y retrocesos. También da espacio a las miradas de quienes fueron niños en ese refugio, abriendo una conversación que rara vez incluye a los menores. Su formato seriado permite seguir los procesos personales con profundidad y humanidad, e iluminar una realidad que suele ser tratada con distancia o morbo.

Las narrativas migratorias también cruzan esta constelación de trabajos. En Diários migrantes (categoría Audio), un pódcast del medio portugués Expresso, los recuerdos escritos de cinco inmigrantes en Lisboa se transforman en piezas sonoras que desafían los estereotipos sobre la migración. Las historias de Kiran, obligada a casarse en Nepal tomando el lugar de su hermana, y de Usman, engañado por traficantes en Pakistán, revelan trayectorias marcadas por la violencia, pero también por la esperanza y la reconstrucción.

En “Buscando a Mikelson: un apartheid en el Caribe” (categoría Texto), de Juan Martínez D’Aubuisson para Redacción Regional y Dromómanos, la desaparición de un migrante haitiano empujado desde un tejado por la policía dominicana da pie a una investigación que desentierra prácticas sistemáticas de racismo, persecución religiosa y exclusión institucional contra la población haitiana en República Dominicana. Es un trabajo que no se conforma con el caso individual y se adentra en la estructura misma del prejuicio.

Río Bravo, el caudal de los mil migrantes muertos” (categoría Cobertura), de El Universal y el Washington Post, traza las huellas de quienes han perdido la vida tratando de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Mediante imágenes satelitales, bases de datos y testimonios, vincula el aumento de muertes con políticas migratorias cada vez más restrictivas. En paralelo, “Cruzando el infierno del Darién” (categoría Fotografía), de Federico Ríos para El País, documenta el cruce de la selva panameña por más de un millón de personas, muchas de ellas niños. Las imágenes de Ríos, tomadas en uno de los tramos más peligrosos del éxodo continental, humanizan un drama que a menudo se reduce a cifras.

En conjunto, estos trabajos forman una red de relatos que desafían la indiferencia. Historias que nacen en la música, el ritual, la memoria, el arte o la denuncia, pero que convergen en su voluntad de hacer visible lo que otros intentan borrar. El periodismo, en estas piezas, se presenta como un acto de escucha profunda y una forma de resistencia cultural; una herramienta para preservar identidades en peligro y tender puentes entre mundos que rara vez se encuentran.

2. Documentar el colapso ambiental y las economías del despojo

Una de las líneas temáticas más potentes entre los nominados al Premio Gabo 2025 es la que retrata con precisión y fuerza narrativa los estragos causados por las economías extractivas y la crisis climática. Son trabajos que dan cuenta de los vínculos entre la devastación del entorno, las violencias que la sostienen y las formas de resistencia que emergen desde los territorios más golpeados. El periodismo que proponen se mueve entre formatos diversos, como documentales, investigaciones transnacionales, plataformas multimedia, relatos fotográficos, y apuesta por una mirada que combina el rigor investigativo con la sensibilidad estética y el compromiso ético.

Una de las investigaciones más incisivas surge desde Perú. La ‘caja negra’ del Mare Doricum (categoría Imagen), de Daniel Yovera para Epicentro TV, reconstruye el mayor desastre ecológico reciente del país: el derrame de cerca de 14.000 barriles de petróleo en el mar de Ventanilla en 2022, durante una operación de Repsol en la refinería La Pampilla. A partir de grabaciones del Voyage Data Recorder (VDR) del buque (el equivalente marítimo de la caja negra), así como de registros visuales, peritazgos técnicos y un cuidadoso trabajo de reportería, el informe revela dos derrames distintos causados por errores operativos y desidia empresarial. Ante el silencio de la compañía y del Estado, el reportaje logró activar una investigación judicial y forzó a Repsol a buscar un acuerdo extrajudicial para evitar un juicio. Un ejemplo de cómo el periodismo puede desentrañar la complejidad técnica de una catástrofe y generar consecuencias concretas.

Otra mirada desde Sudamérica aborda la misma problemática en una clave territorial y comunitaria. En Ecuador, Toroboro (categoría Imagen), de Manolo Sarmiento, acompaña la resistencia del pueblo waorani frente al avance petrolero en el Parque Nacional Yasuní, uno de los territorios más biodiversos del planeta. La obra se divide en dos documentales: El nombre de las plantas, que cuestiona el colonialismo científico y la apropiación de saberes indígenas por parte de botánicos occidentales, y La consulta popular, que sigue la lucha de Yasunidos por lograr una consulta que, en 2023, resultó en una votación mayoritaria contra la explotación petrolera en el bloque ITT. Aunque el Estado ecuatoriano aún no ha implementado plenamente el mandato ciudadano, la obra deja testimonio de una lucha larga, tenaz y profundamente política.

Desde Colombia, el foco se desplaza hacia el corazón de una disputa violenta por el control de los recursos. En Guerra del oro bajo tierra (categoría Imagen), de Los Informantes, Eduardo Contreras revela cómo la minería ilegal ha desplazado a la empresa con títulos legales en Buriticá, Antioquia. El Clan del Golfo controla buena parte de los túneles de la mina de oro más rica del país, en una operación que combina violencia armada, corrupción y vacío institucional. La investigación retrata un territorio en disputa, donde la extracción de riqueza está inseparablemente ligada al conflicto.

Brasil aparece con fuerza en esta serie de trabajos, aportando dos perspectivas contrastantes sobre el impacto humano y ecológico de la minería en la Amazonía. Sexo, ouro e violência: A perigosa vida das mulheres nos garimpos da Amazônia (categoría Imagen), de BBC News Brasil, retrata la vida de trabajadoras sexuales en campamentos ilegales de extracción de oro, donde enfrentan violencia, explotación y la amenaza constante del crimen, lo cual se manifiesta en la historia de Raiele, asesinada tras rechazar a un cliente. El enfoque del equipo, exclusivamente femenino, permitió acceder a un mundo hasta ese momento cerrado para el periodismo desde una mirada empática y crítica.

En paralelo, Insustentáveis (categoría Cobertura), de Sumaúma en colaboración con la King’s College de Reino Unido, expone las violaciones cometidas por grandes mineras en la Amazonía brasileña. A partir del cruce de bases de datos, mapas, documentos oficiales y testimonios de campo, el reportaje muestra cómo empresas como Hydro Alunorte, Imerys, Vale y Belo Sun operan al amparo de la lentitud judicial, la complicidad de las autoridades y la corrupción estructural. Compran tierras de forma ilegal, acosan a comunidades tradicionales, contaminan ríos y devastan el bosque. En Barcarena, Pará –donde las tasas de cáncer duplican el promedio nacional– la investigación tuvo consecuencias: Hydro recibió multas por 150 millones de reales y una mina de Vale fue suspendida por irregularidades.

Desde una escala continental, “Las rutas del oro sucio” (categoría Cobertura), de OjoPúblico (Perú), El Espectador (Colombia), Sumaúma (Brasil), Vistazo (Ecuador), El Deber (Bolivia), busca comprender los entramados ilegales detrás del comercio de oro amazónico. Rastreado durante siete meses por un equipo de 19 periodistas, el proyecto identifica 15 empresas proveedoras vinculadas con actividades ilícitas y documenta la llegada del metal a mercados de India y Emiratos Árabes. Con datos de más de 118.000 exportaciones, documentos judiciales y trabajo de campo en siete países, la investigación muestra cómo las redes criminales adaptan sus métodos para eludir controles y seguir devastando territorios protegidos.

En medio de estos relatos sobre destrucción material y económica, emergen también trabajos que abordan las dimensiones culturales y espirituales de la crisis. “Los menonitas buscan un hogar en la Amazonía”, de Marco Garro para The New York Times, retrata la expansión de comunidades menonitas en Perú, que desde 2017 han deforestado más de 6.800 hectáreas para establecer cultivos. La narrativa contrapone la vida austera de estas comunidades religiosas con el daño ambiental que provocan, y plantea interrogantes sobre los límites entre tradición y legalidad.

Ese mismo cruce entre lo simbólico y lo territorial es el centro de “Yolüja” (categoría Fotografía), de Fernanda Pineda para Baudó Agencia Pública, que se sitúa en La Guajira colombiana. Allí, la actividad minera afecta el mundo espiritual de la comunidad wayúu. El tren carbonífero que atraviesa sus territorios no solo expulsa a las familias de sus tierras, sino que perturba sus sueños: la figura de Yolüja, un espíritu maligno asociado a la desgracia (y en este caso a la empresa minera), se ha hecho recurrente en los relatos de quienes sufren insomnio, angustia y desplazamiento. A través de imágenes y testimonios, el proyecto documenta un trauma colectivo difícil de cuantificar pero imposible de ignorar.

El impacto de la crisis ambiental se vuelve aún más evidente en los trabajos que documentan fenómenos climáticos extremos. En “As piores enchentes de todos os tempos no Brasil” (categoría Fotografía), Amanda Maciel Perobelli, de Reuters, retrata las inundaciones históricas de 2024 en Río Grande do Sul, que dejaron 183 muertos y más de 600.000 desplazados. La destrucción de 6.500 fincas familiares y la pérdida de vidas se narran desde el testimonio de personas como Edite de Almeida, que vio desaparecer todo lo que tenía. La narrativa que acompaña las fotos se apoya en datos satelitales y análisis meteorológicos, pero son los rostros humanos que captura Perobelli los que sostienen el corazón de la historia.

Otra expresión de esa catástrofe es la sequía extrema del Río Negro en la Amazonía brasileña, tema central de “¿Qué hay en los ríos cuando no hay agua?” (categoría Fotografía), de Musuk Nolte para VIST Projects. La bajada del nivel del río a 12,66 metros en 2023 alteró ecosistemas enteros y dejó incomunicadas a comunidades que dependen del agua para vivir. El proyecto advierte sobre el aumento de migraciones forzadas por eventos climáticos extremos y plantea una nueva forma de narrar la escasez.

Frente a este paisaje de desolación, hay propuestas que intentan ampliar la mirada y reconocer formas de habitar la Amazonía desde otros lugares. “La Amazonía es aquí” (categoría Imagen), también de VIST Projects, propone entender la región también como un espacio urbano. A lo largo de un viaje de 6.900 km por ciudades amazónicas, el proyecto combina la fotografía, el cortometraje y la crónica para mostrar cómo las comunidades ribereñas enfrentan la deforestación, la contaminación y el crimen organizado, mientras buscan soluciones desde sus propios saberes.

 

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En esta misma línea de trabajos comprometidos, tres crónicas nominadas en la categoría Texto exploran con rigor narrativo las consecuencias del extractivismo sobre la biodiversidad y los animales silvestres. “Aguará guazú, el grito del monte”, de Natalia Gelós para Revista Crisis, relata cómo la reaparición de este cánido en zonas del noreste argentino evidencia el daño provocado por la deforestación y el agronegocio, y cómo su presencia desafía narrativas que han borrado la memoria ecológica de esos territorios. “El tiempo del dragón”, de Santiago Wills, investiga desde Colombia el tráfico internacional de la tortuga matamata, una especie amazónica capturada de forma masiva para abastecer mercados de lujo, en un negocio impulsado por la falta de regulación y la presión económica sobre las comunidades locales. Y “La masacre de los pingüinos”, de Verónica Bonacchi para Gatopardo, reconstruye el caso de un ganadero que destruyó más de cien nidos de pingüinos de Magallanes, en un hecho que derivó en un juicio por ecocidio, uno de los primeros en su tipo en Argentina. Crónicas que no sólo denuncian la destrucción de la biodiversidad, sino que documentan con precisión los mecanismos de impunidad que permiten que estos crímenes ambientales sigan ocurriendo.

Estos trabajos desmienten la idea de que la crisis ambiental es una amenaza futura o lejana. Es la realidad concreta de territorios marcados por la violencia y el despojo. La precisión técnica de La ‘caja negra’ del Mare Doricum, la dimensión simbólica de “Yolüja”, la escala transnacional de “Las rutas del oro sucio” y la intimidad punzante de Sexo, ouro e violência son muestra de una redefinición de los márgenes del periodismo ambiental en Iberoamérica. En cada uno de estos relatos, el periodismo no solo documenta, sino que también interpela, conecta y abre espacio para imaginar otro futuro.

3. Investigar los abusos de poder y denunciar la impunidad

Entre las piezas más contundentes nominadas al Premio Gabo 2025 destacan aquellas que enfrentan los abusos de poder y la impunidad con investigaciones rigurosas, narrativas precisas y una clara vocación de justicia. Se trata de trabajos que documentan corrupción, violencia institucional, confabulación empresarial, represión estatal y el uso político de la justicia en contextos donde las instituciones han fallado o han sido capturadas por intereses privados o autoritarios. Son investigaciones que exponen hechos y también construyen memoria, amplifican voces silenciadas y obligan a los poderes a rendir cuentas.

A Raposa (categoría Imagen), un documental de BBC News Brasil, reconstruye una operación transnacional de narcotráfico que derivó en la condena de tres brasileños en Cabo Verde en 2017. La investigación revela que el verdadero cerebro detrás del envío de más de una tonelada de cocaína a bordo del yate Rich Harvest fue George Saul, apodado “El zorro”, un británico que engañó a la tripulación y desapareció antes de que la embarcación zarpara de Brasil. A través de entrevistas, registros judiciales y un seguimiento internacional que localiza a Saul en Europa, el documental muestra cómo las autoridades de Brasil y Cabo Verde ignoraron pruebas clave y permitieron que el responsable escapara, mientras los tripulantes engañados cumplían una condena de diez años.

En Colombia, “Chiquita Republic” (categoría Cobertura), de Vorágine, investiga las relaciones entre las bananeras –Chiquita Brands, Banacol y la Asociación de Bananeros de Colombia– y los grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El equipo accedió a miles de documentos judiciales, testimonios de víctimas y archivos inéditos para demostrar cómo estas entidades financiaron estructuras armadas responsables de masacres, desplazamientos y extorsiones. La investigación también expone la participación de académicos, figuras mediáticas y líderes gremiales en la defensa de Chiquita, y pone en evidencia un entramado de poder que obstaculiza la justicia. Este trabajo da voz a las víctimas e interpela la responsabilidad de diferentes actores en el conflicto armado.

En Perú, “Los vuelos de la muerte” (categoría Cobertura), de Mongabay Latam, revela cómo el narcotráfico opera con libertad en regiones amazónicas donde el Estado ha renunciado a ejercer control. Mediante inteligencia artificial y análisis satelital, el equipo identificó 67 pistas clandestinas, muchas dentro de territorios indígenas, y vinculó su uso con el asesinato de líderes que denunciaban estas actividades. La investigación documenta cómo la falta de acción estatal, y en algunos casos su silencio cómplice, permite que grupos criminales se apropien del territorio, impongan el miedo y consoliden un régimen de violencia sin consecuencias.

El control del crimen organizado sobre territorios enteros también aparece en “Chiapas, territorio tomado” (categoría Texto), de El País México, que expone cómo los cárteles de la droga han consolidado su control sobre amplias zonas de Chiapas y han convertido al estado más al sur de México en un epicentro de violencia y desplazamiento. La investigación detalla cómo el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa se disputan territorios e imponen el miedo a través de secuestros, extorsiones y asesinatos, mientras las comunidades indígenas y campesinas enfrentan el desarraigo de su territorio. Y revela también la complicidad de instituciones locales y la incapacidad del Estado para frenar esta ocupación, mostrando un paisaje de impunidad donde el narcotráfico redefine las dinámicas sociales y económicas de la región.

El uso discrecional de los recursos públicos también aparece como una forma de captura institucional en “El presupuesto secreto de Arthur Lira”, de Breno Pires para Revista Piauí, que revela cómo el presidente de la Cámara de Diputados brasileña controló miles de millones de reales mediante enmiendas parlamentarias opacas. El reportaje documenta cómo Lira canceló proyectos, como una obra de agua potable en Bahía, para castigar a legisladores que se negaron a alinearse con él, y cómo a través de acuerdos confidenciales con líderes de 17 partidos, blindó el uso discrecional de recursos públicos. El reportaje también muestra cómo el gobierno federal permitió este esquema a cambio de gobernabilidad legislativa. Una investigación basada en documentos exclusivos, entrevistas y análisis de datos que devela los mecanismos clientelistas que socavan la democracia brasileña.

Siguiendo en Brasil, “Baixada Sangrenta” (categoría Cobertura), de Renan Porto para Metrópoles, examina la violencia policial durante la Operación Verano 2024 en la Baixada Santista, donde 66 personas murieron a manos de la policía en menos de tres meses. El análisis de 49 reportes policiales, entrevistas a familiares de víctimas y expertos revela un patrón de ejecuciones extrajudiciales, encubrimientos –como la remoción de cuerpos antes de la llegada de los forenses– y racismo estructural: el 78% de las víctimas eran negras o mestizas. El trabajo incluye testimonios desgarradores como el de Beatriz da Silva Rosa, quien perdió a su esposo en un operativo y, semanas después, a su hijo de 4 años por una bala perdida durante otro allanamiento. Un retrato contundente de la impunidad policial en Brasil.

Desde Turquía, “Refugiados encerrados como animales y deportados como criminales, con dinero de la UE” (categoría Cobertura), una colaboración de nueve medios en Europa y Asia, entre ellos El País de España, documenta cómo fondos europeos financian centros de detención y deportaciones de migrantes sirios, afganos y latinoamericanos en condiciones violatorias de los derechos humanos. Un equipo de 22 profesionales identificó 32 centros oficiales y clandestinos donde se registraron golpizas, torturas y deportaciones forzadas, incluso de personas perseguidas en sus países. Mediante OSINT y testimonios de migrantes y trabajadores humanitarios, revelan cómo los 11.500 millones de euros del acuerdo de 2016 entre la Unión Europea y Turquía han alimentado un sistema que Europa prefiere ignorar, mientras le cede su frontera a un régimen autoritario.

Pagar o morir: El costo de ingresar a un quirófano público venezolano”, de un equipo de 16 periodistas para El Pitazo y Connectas, destapa las redes de corrupción que exigen pagos ilegales a pacientes que buscan ser operados en hospitales públicos. La investigación abarca 45 hospitales en 20 estados del país y detecta cuatro esquemas de extorsión, que incluyen cobros directos a médicos, alquiler ficticio de equipos quirúrgicos y exigencias de insumos que no existen. Casos como el de Braian Lozano, cuya madre falleció sin poder operarse, o el de Carmen, expulsada de un hospital por no tener 300 dólares, revelan un sistema colapsado donde la vida se negocia en efectivo.

Desde otra arista del colapso institucional, el pódcast Una vida por otra (categoría Audio), producido por Spotify Studios y Vespucci, relata el caso de Manuel Ramírez Valdovinos, condenado a 20 años de prisión por un asesinato que nunca ocurrió. A lo largo de varios episodios, Matthew Bremner reconstruye el caso con entrevistas, documentos judiciales y análisis forense, desnudando un sistema judicial plagado de negligencias, coerciones y falsificaciones. La serie ofrece una experiencia inmersiva y conmovedora que, además de narrar una injusticia concreta, cuestiona las estructuras que permiten condenar inocentes.

También en México, “Una guerra sucia en los archivos” (categoría Texto), de Laura Sánchez para Gatopardo, investiga cómo el Ejército mexicano obstaculizó el trabajo de la Comisión de la Verdad que buscaba esclarecer los crímenes del Estado durante la “guerra sucia” (1965-1990). La periodista relata el saqueo y la mutilación de archivos clave, así como la resistencia institucional a entregar información, en lo que se convierte en una poderosa denuncia de una operación de encubrimiento desde las entrañas del Estado.

En El Salvador, el pódcast Humo: Murder and Silence in El Salvador (categoría Audio), producido por Sonoro y Revista Factum, narra cómo el régimen de Nayib Bukele ha ocultado cientos de desapariciones forzadas detrás de una narrativa oficial de seguridad y reducción de homicidios. A partir del hallazgo de una fosa clandestina en Chalchuapa en 2021, atribuida a un exagente policial, la investigación presentada por Bryan Avelar y realizada con un equipo de 18 profesionales revela un patrón mucho más amplio de impunidad: casos que no figuran en las estadísticas, víctimas estigmatizadas como pandilleras y familias obligadas a buscar a sus seres queridos sin apoyo estatal, mientras enfrentan el silencio institucional. El pódcast expone cómo el estado de excepción y la censura legalizada han criminalizado la cobertura periodística sobre estos casos, y muestra el riesgo de ejercer este oficio en contextos autoritarios: Avelar tuvo que exiliarse en el curso de su investigación tras recibir amenazas.

El Premio Gabo ha permitido trazar este mapa de abusos sostenidos por la complicidad o la indiferencia institucional a la vez que exalta la capacidad del periodismo para romper ese cerco. En cada historia hay una voluntad de investigar a fondo, de contar historias de alcance global a partir de lo local y de hacer visible lo que el poder prefiere ocultar. Son investigaciones que no solo explican lo que pasó, sino que apuntan con nombres y cifras, con documentos y voces, a quienes lo hicieron posible. Porque si el periodismo tiene algún sentido es el de cuestionar al poder, obligarlo a responder y exponer sus abusos.

4. Recuperar la memoria histórica y abrir caminos de reparación

Varios de los trabajos nominados al Premio Gabo 2025 se vuelcan hacia el pasado para comprender el presente, recuperan memorias suprimidas y obligan a revisar relatos que aún marcan la identidad colectiva. Os olhos da revolução (categoría Imagen), de Jacinto Godinho y Carlos Oliveira para Rádio e Televisão de Portugal, rescata imágenes nunca antes vistas en color de la Revolución de los Claveles, ocultas durante décadas en archivos internacionales, y reconstruye, 50 años después, cómo se cubrió en tiempo real la caída de la dictadura portuguesa. Uno de los hallazgos más impactantes es el metraje del momento exacto en que Marcelo Caetano se rinde en el Largo do Carmo, emitido en vivo con una narración improvisada que permitió al país presenciar su propia liberación. Esta revisión minuciosa de los archivos revela incluso que algunos periodistas extranjeros accedieron a planes militares desconocidos por la propia policía política del régimen.

Ese ejercicio de memoria portuguesa también atraviesa “Mitra, o depósito dos miseráveis (categoría Texto), una investigación de Expresso que reconstruye la historia del Albergue de Mendicidad de Mitra, donde la dictadura de Salazar confinó a más de 20.000 personas consideradas “indeseables”: mendigos, personas con discapacidades, enfermos mentales y trabajadoras sexuales. A través de archivos sellados durante décadas y entrevistas con antiguos internos, policías y funcionarios, el equipo expone un sistema de reclusión forzada, trabajo esclavo y deshumanización institucional. La historia de Catarina Maria, internada en 1954 con 24 años y fallecida en Mitra en 2025 a los 94, ilustra una vida entera cancelada por la maquinaria del Estado. El reportaje culmina en una portada que rinde homenaje a Catarina y convierte una historia enterrada en un llamado público a la responsabilidad.

 

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En Chile, dos pódcast exploran distintas formas de resistencia cultural frente a la dictadura de Pinochet. Escucha Chile, la voz de la solidaridad (categoría Audio), de Raúl Rodríguez para Sonora.media, revive las emisiones clandestinas de Radio Moscú que, entre 1973 y 1990, informaron al mundo sobre las violaciones a los derechos humanos en Chile. A partir de audios originales, entrevistas e interpretaciones dramatizadas, la serie reconstruye la red que transmitía información desde Santiago hasta los estudios soviéticos, donde voces como la de Katia Olevskaya –locutora ucraniana que aprendió español para la causa– se convertían en faro para exiliados y familiares de presos. Por su parte, Necesito poder respirar: la vida de Jorge González (categoría Audio), producido por Podium Podcast Chile, narra la trayectoria del líder de Los Prisioneros como emblema de la disidencia cultural. La serie, basada en más de 30 entrevistas y una investigación de un año, muestra cómo canciones como “El baile de los que sobran” o “La voz de los ‘80” cuestionaron tanto la dictadura como la democracia neoliberal que la sucedió. En ambos casos, el sonido se vuelve memoria y resistencia, y un registro emocional y político de un país marcado por el trauma.

En España, 11-M: La herida abierta (categoría Audio), de Antonio M. Martín para El Confidencial, revisita los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que dejaron 192 muertos y partieron en dos la vida pública española. A veinte años del ataque, el pódcast interroga qué saben sobre esa tragedia las ocho millones de personas nacidas después. Con testimonios de víctimas, socorristas y jóvenes que intentan comprender el impacto de aquel día, la serie reconstruye el atentado y sus secuelas: la desconfianza en las instituciones, la polarización política y la memoria inconclusa. En lugar de quedarse en la conmemoración, el proyecto busca acercar el tema a una nueva generación y plantea una pregunta incómoda pero necesaria: ¿qué hacer con una herida que sigue abierta?

Todos estos trabajos entienden que contar el pasado no es un gesto nostálgico, sino un acto de responsabilidad. Al recuperar archivos ocultos, historias de vidas anuladas, narraciones clandestinas y traumas no resueltos, restituyen fragmentos esenciales de la historia común. Son relatos que más allá de preservar el pasado, lo interrogan. Y al hacerlo, empujan a las sociedades a enfrentar lo que han querido olvidar.

5. Un mapa del periodismo iberoamericano

La distribución geográfica de los trabajos nominados revela una concentración en cinco países: España, Brasil, México, Colombia y Perú. España, con diez piezas, equilibra historias locales y globales que van desde las luchas feministas hasta los conflictos internacionales. Brasil destaca por su profundidad investigativa en temas ambientales, corrupción y violencia estructural. México, pese al contexto hostil para la prensa, aporta miradas valientes sobre el crimen, la impunidad y la migración. Colombia ofrece una diversidad temática que va del extractivismo a la resistencia queer. Perú, con un foco en la Amazonía y las economías ilegales, consolida su lugar como referente en periodismo ambiental.

Pero también hay voces fundamentales que llegan desde Cuba, Ecuador, Portugal, El Salvador, Venezuela, Chile, Argentina y Bolivia. La riqueza de estos trabajos radica tanto en su diversidad formal como en su origen, que trasciende los centros tradicionales de poder mediático. Muchas de estas historias han sido posibles gracias a alianzas internacionales y formatos colaborativos, que permiten sortear barreras políticas y económicas.

Así, el Premio Gabo no solo galardona el buen periodismo; también deja un registro de sus apuestas más sólidas, de los temas urgentes y de las miradas que están marcando el rumbo de la región. Estas cincuenta piezas demuestran que el periodismo, lejos de estar en crisis, está más vivo que nunca: se transforma, se despliega en nuevas plataformas, cruza fronteras y, sobre todo, insiste. Contar bien el mundo sigue siendo una forma de cambiarlo.